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Su sobrino entró en el salón y se encontró con algo que no esperaba. Su tía estaba totalmente abierta de piernas tocándose su peludo coño, se estaba masturbando la muy zorra. Hizo amago de irse, de hacer como que no había visto nada. Pero rápidamente la madura le dijo que se sentase en el sofá con ella. Una vez sentado le sacó la polla ante la cara de espanto del chico, y comenzó a chupársela.
La vieja se dio la vuelta y a su sobrino le faltó tiempo para penetrarla por detrás. Su chocho peludo le había puesto cachondo, y lo cierto es que le apetecía penetrarla. Era la hermana de su madre y además mucho más mayor que él, pero no le importaba demasiado. Ahora solo veía un coño donde poder meter la polla y una boca donde correrse. Por eso al final se vació en la boca de su tía, algo que sin duda ella esperaba.