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La madura no podía evitar ponerse caliente al ver a su joven y musculoso jardinero trabajar su terreno. De hecho incluso a veces se tocaba mientras lo miraba. Pero ese día fue diferente, ya que su marido no estaba en casa y decidió intimar con él. Le dijo al muchacho de ir al cuarto donde guardaban las herramientas, pero ella lo que quería era poder probar la suya. Nada más entrar comenzó a comerle el coño a la vieja, que cachonda y mojada estaba la puta de la señora. Luego ella se comió su polla bien dura, llevaba tanto tiempo deseando hacerle una mamada que la guarra no podía ni creérselo.
Luego comenzaron a follar, el tío era todo un semental y se la folló como a una perra, cosa que sin duda le encantaba. Al final se corrió en su cara, pero mientras aun estaba chorreando semen por su barbilla la guarra se levantó corriendo y le dijo que se marchase, que su esposo estaba a punto de llegar. Los dos se vistieron rápidamente y volvieron a sus tareas, pero eso si, mucho mejor después de la follada.