Abuela follada a lo bestia

Los años pasaron y ella vio en el espejo como las arrugas iban invadiendo su rostro y todo su cuerpo. Algo que generalmente crea un poco de angustia en las mujeres, pero solo a esas que creen que no van a envejecer y no se preocupan de formar círculos de personas que las quieran más allá de su apariencia física. Esta no es una de ellas y tiene un hijastro que es muy feliz con sus tetas grandes. Se van de los lados y él no puede aguantar las ganas de tocarlas, luego ya quiere meterle la polla en la boca y luego que ella le hace una mamada, entonces la puede follar como él quiera.