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Técnicamente ella es mi vecina, pero como no la conocía mucho prefería llamarla la mujer de mi vecino, con el cual si que tenía amistad. Sin embargo lo que aquél día sucedió no me lo esperaba la verdad. Aquella madura estaba muy buena, pero siendo una mujer casada con alquien a quien conocía jamás me imaginé que acabaría teniendo sexo con ella. Ya en el ascendor comenzó a zorrear y me puso muy caliente, tanto que finalmente me dijo si quería ir a su casa, que estaba sola. Yo por supuesto dije que si, y nada más entrar intenté besarla. Ella miraba hacia el suelo, tal vez algo avergonzada por aquello, pero rápidamente hice que mirase a mi polla mostrándosela bien dura. Ella me la chupó como solo una mujer bien experimentada sabe hacer, después se tumbó en el sofá y medio desnuda se abrió de piernas.
Desnuda aun estaba más buena, tenía un buen chocho y mojado, también dos enormes y perfectas tetas. Por supuesto fui con mi rabo durísimo y se la metí entera en su vagina. Allí en el sofá de mi vecino fue donde follamos hasta que me corrí en sus tetas. Nada más acabar nos vestimos y yo me fui rápidamente. Cada vez que veo a mi vecino sonrío pensando en lo puta que es su señora.