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Su cuñado había ido a casa a echarle una mano con la declaración de la renta, pero ella prefería que le echara una mano a ella literalmente. La madura no hacía más que insinuarse, hasta que le dijo de dejar los papeles y descansar un rato. Entonces se sentaron en el sofá y ella se fue acercando cada vez más hasta que al final intentó besarle. Pero antes le aseguró que ese sería su secreto, que su esposo (hermano de él) nunca se enteraría. Tal vez fue por aquella afirmación o por el hecho de que estaba ya muy cachondo, pero finalmente él también se lanzó a por su cuñada. Se fueron quitando la ropa hasta quedarse desnudos y se quedó sorprendido por sus pechos, eran realmente bonitos.
Se los comió por supuesto, pero poco después ella se echaba sobre el sofá abierta de piernas para que le comiera el coño. Lo hizo por supuesto, y tras el cunnilingus se la metió entera en su vagina para follársela como la zorra que era. A pesar de aquella infidelidad ella era una buena esposa, eso seguro.