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Por algo era su jefe y ella una secretaria, él era el que mandaba. Mientras estaba en su despacho apareció aquella milf y de repente se quitó su ropa posando en lencería delante de sus naricas, se quedó con la boca abierta. Nunca se había esperado algo así de ella, pero desde luego le gustaba lo que veía. Se le acercó y sacando su dura polla empezó a comérsela, le había puesto muy cachondo aquello. En cuanto pasó algo de tiempo se la metió en su coño, iba a follarse a esa perra aunque se tratara de su empleada, le importaba poco. Lo hicieron sobre la mesa del despacho como en tantas otras oficinas sucede habitualmente, hasta que el maduro se corrió. El primer chorro de semen se lo echó dentro, el resto fuera dejándola totalmente mojada y chorreando.
Tras correrse y aun oliendo a leche agarró su cerveza y se la terminó con ella todavía abierta de piernas, eso aun la puso más cachonda, era un hombre de verdad.