Las tetas grandes de la suegra son un gran vicio

A veces no queda mas remedio para los psicólogos tener que emplear técnicas un poco extrañas para erradicar ciertos comportamientos en sus pacientes. En esta ocasión acude una paciente madurita alegando una obsesión compulsiva por las pollas y al pobre profesional no le queda mas remedio que hacer pruebas con ella.