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Ella ya no era jovencita, a sus 36 años se la podría considerar una milf, pero seguía siendo realmente inocente. Cuando aquél hombre comenzó a grabarla ella no se imaginaba que acabarían teniendo sexo. Empezó a desnudarla y a tocar su coño, mientras tanto la mujer movía su cabeza como no creyéndose que le estuviera pasando eso a ella. Llevaba divorciada escasos meses, pero era obvio que muchos hombres la deseaban y esperaban su oportunidad. Tras los tocamientos comenzó a desnudarla y finalmente le metió su polla. La cara de la milf lo decía todo, sus ojos abiertos como platos indicaban que no se creía que ella estuviera haciendo eso con aquél tío.
No solo se la folló, sino que lo hizo como si ella fuera una perra. Era una novedad ya que ella estaba más bien acostumbrada a que la tratasen con suma delicadeza. Pero ese hombre acabó corriéndose dentro de su coño, y mientras su vagina chorreaba semen los ojos de la mujer indicaban que eso no le había terminado de gustar del todo.