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Era la mujer de su padre y por tanto su madrastra, pero al mismo tiempo y como puedes ver también era toda una zorra. Ambos estaban solos en casa viendo la tele, como en tantas otras familias sucede, pero la guarra estaba demasiado cachonda y pronto se le pudo ver. Primero levantó sus piernas mostrando que no llevaba bragas y así empezó a tocarse el coño. El jovencito se había dado cuenta por supuesto, y más aun cuando fue ella la que tocó su paquete. Luego se sacó las tetas y el muchacho no pudo aguantarse más, se las tocó por supuesto. Eso hizo que la zorra aun se pusiera más cachonda y poco después empezó a comerle su polla. Esa mamada nunca la olvidaría el jovencito, ya que se le puso dura como una piedra. Cuando ella vio que el chico perdía el control se tumbó en el sofá bien abierta de piernas y esperando su verga… por supuesto se la metió a la guarra de su madrastra.
Empezaron en esa posición y luego ella se puso a cuatro patas para que siguiera follándosela. Luego la mujer se puso encima de su hijastro moviéndose como lo había hecho tantas otras veces con su padre, pero ahora él era el afortunado. Al final el muchacho no se pudo controlar y se corrió dentro de ella, cualquiera de nosotros habría hecho lo mismo desde luego.