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Justo cuando su marido se iba de viaje llegó a casa su joven hijastro, un chico con cara de inocente pero que en realidad quería como a un hijo. Le dio dos besos y un abrazo, ya que desde que estudiaba en la universidad lo veía poco. Sin embargo y a pesar de su apariencia de tontito el muchacho no lo era tanto. Su madrastra se sentó en la cocina y él fue rápidamente a lamer sus pies, eso le excitaba, y al poco estaba comiéndose su coño. También se comió sus grandes tetas, y despues fueron a la cama. Allí fue donde su madrastra le sacó la polla y comenzó a meneársela, la tenía muy dura. Poco después se la estaba follando, algo que seguramente sería incapaz de hacer con las universitarias, pero para eso estaba esta madura, para complacerle cuando su padre no estuviera en casa.