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Su marido se fue. Estaba convencido de que ella era una pervertida y lo menos que quería era tener algo que ver con ella. Le dejo un crio, a quien tampoco quería ver y que se negaba a estar asociado con cualquier cosa que tuviera que ver con ellos. Literalmente se olvidó de esa parte de su vida. La mujer, aunque pudo verlo como una desdicha, siente que es todo lo contrario. Ya que su hijo complace sus necesidades sexuales y también las económicas. No le falta nada, ni siquiera una polla para meterse en la boca y que luego, termine dentro de su coño para darle placer.