Lo siento hijo, pero no soy una puta
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Hacía más de una década que esta profesora de universidad no veía a su alumno y entre ellos quedó algo pendiente puesto que ambos se sentían atraídos. Ella por aquel momento tenía 43 años y él 20, lo que pasa es que la mujer estaba casada pese a que su matrimonio ya hacía aguas. Ahora con 53 y ya divorciada rescató de la agenda el teléfono de su alumno con el deseo de que entre ellos siguiera habiendo esa chispa que hubo en su momento. Cuando se vieron nada había cambiado en cuanto a sentimientos, pero sí el estado de la maestra y eso le dio via libre al chico para echarle el polvo de su vida.