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Muchos lo hemos deseado en alguna ocasión, follarnos a la mujer de nuestro jefe. Ya no es solo por morbo, es por humillaron y que sepa que él no es quien manda en realidad. El chico lo consiguió sin demasiados esfuerzos, la mujer de su jefe era demasiado puta como para decirle que no. Fueron a su casa mientras su marido se ausentaba y allí sucedió todo, comenzaron besándose hasta que fue ella la que bajó para comerle el rabo. Él no podía parar de sonreir, aquello le hacía realmente feliz. Se desnudaron y la penetró mientras ella se ponía encima para disfrutar de su pene, ni tan siquiera se quitó la ropa interior, solo se la apartó un poco.
Más tarde si que le quitó sus braguitas, y follaron en el sofá donde ella solía pasar las tardes con su marido, el jefe del muchacho. Allí fue donde se corrió sobre esta zorra infiel.