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Aun con la falda puesta el culo de su madrastra pintaba realmente bien, pero la obsesión de este chico era levantársela y descubrir lo que ocultaba bajo ese trozo de tela. Sus expectativas eran muy altas y su estado de ansiedad aún más, pero si quería hacer realidad su sueño tenía que echarle huevos de una vez por todas. Un día la mujer estaba preparando la cena en la cocina y su hijastro ya no aguantaba aquella situación, así que se armó de valor, le levantó la falda y apareció un culo enfundado en unas bragas blancas que un poco más hace que le explote la polla.