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Llevaba muchos años casada y tal vez se había dejado un poco. Su cuerpo ya no era como cuando fue joven y su autoestima estaba bajando cada vez más. Su marido no es que la ayudase, ya que apenas quería follar con ella. Puede que por todo eso la vieja se sintiera atraída por otros hombres, y también por chicos. Fue precisamente uno de los amigos de su hijo el que se encargó de que la mujer volviera a sentirse deseada, ya que él realmente la deseaba con locura.
Ser infiel a su marido con un amigo de su hijo podría considerarse algo malo, pero para ella fue lo mejor que había hecho en su vida. Aquél día disfruto más que en todos los años de su matrimonio juntos, y ese jovencito la trató como ella quería que un hombre la tratase.
El chico estaba excitado, a él le gustaban las mujeres maduras y ella además era la madre de uno de sus amigos. Y por si todo eso fuera poco encima estaba casada, tenía todos los alicientes para alimentar su morbo.
Puede que por eso no aguantó demasiado y tuvo que correrse sobre la madura, aunque eso si, ambos pensaban repetir cuanto antes.