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No sé cómo aún me fío de mi hermanastra porque siempre ha sido bastante liante y mentirosa. Pese a que siempre he intentado evitar la tentación de acostarme con ella, el caso es que no me lo pone fácil y siempre está inventando cosas para acabar seduciéndome. La última fue decirme que estaba practicando para dar masajes, ya que de siempre le había gustado y estaba planteándose cambiar de profesión y ejercer de masajista. Inocente de mi la creí, además, un buen masaje relajante siempre te deja de maravilla. Todo cobró sentido cuando de repente noté en mi espalda sus tetas «a pelo», reconozco que me sentí tonto porque me había vuelto a engañar, pero ya puestos tampoco era cuestión de hacerle ascos.