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Mi hermanastra y yo ya habíamos hablado en alguna ocasión sobre el sexo anal, lo que pasa es que todo se quedaba en palabras y al final ella no se decidía. Lo que yo siempre le decía es que con 35 años que tiene ya era hora de probar cosas nuevas, además, le garantizaba que no le iba a doler porque ya me encargaría yo de tomar todas las medidas necesarias para que así fuera. Cuando por fin accedió y llegó el tan ansiado día no se la metí por el culo hasta que no me aseguré que ella estaba relajada y tenía un montón de lubricante. De verdad, la cosa salió a pedir de boca y os aseguro que desde entonces es ella quien me lo pide.