Lo que no consiguió su marido lo consigue su sobrino

Seguro que a vosotros también os ha pasado alguna vez eso de llegar tan cachondos a casa que sólo tenéis ganas de coger a vuestra mujer y ponerla fina contra el cabecero de la cama. Lo que ya es más raro es llegar así y encontraros con que vuestra esposa os espera con las bragas por los tobillos masturbándose encima de la encimera de la cocina. Es una situación surrealista pero el polvo lo tenéis asegurado.