La vieja cabalga como una jovencita

Cuando un hombre se levanta por la mañana con ganas de follar se las ingenia para conseguir lo que quiere. Él tenía dos herramientas infalibles, llevarle el desayuno y proponerle un masaje. Sabía que no iba a fallar, por lo que allí mientras ella estaba en la cama se lo llevó y luego le propuso masajear su cuerpo. La madura estaba algo gordita, pero eso a él le encantaba, que tuviera carne y buenas tetas. Tras hacerlo ella se puso tan cachonda que empezó a buscar su rabo, lo deseaba dentro. No tardó en dárselo, y con su cuerpo lleno de aceite era sencillo metérsela bien dentro como ella quería.
Mientras le daba duro sus enormes tetas se movían sin cesar. Iba alternando entre su coño y su boca, ya que la tenía solo para él pensaba disfrutarla al máximo. Al final se corrió en sus tetazas y nada más correrse se levantó de la cama para irse de allí, ya había obtenido lo que buscaba.