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Es una mujer casada, pero su marido no le da lo que necesita, por lo que siempre recurre a mi para que se lo de. Ser su amante no me importa, solo con probar ese coño que tan caliente me pone es suficiente. Pero lo que más cerdo me pone es que además de ser una putita le encanta que me corra dentro de ella. Lo curioso es que es algo que a su marido no se lo permite, pero claro, yo no soy su esposo y yo si que se como follármela. Allí en su casa y mientras su marido trabaja comencé a besarla en su cama de matrimonio. La fui desnudando poco a poco y le comí el coño, eso se de sobra que le pone muy cachonda. Tras aquello fue ella la que me comió un rato la polla, sinceramente me da morbo eso de hacerlo con una mujer casada, y más aun sabiendo que conmigo disfruta mucho más.
Tras la mamada se la metí en su coño mientras ella estaba sobre mí. La puta estaba muy mojada y eso me encanta de ella, que a pesar de ser ya una mujer madura sea capaz de humedecerse de tal forma. Cambiamos varias veces de postura y al final sucedió lo de siempre, acabé corriéndome dentro de su chochito. Ella se miraba al espejo mientras se lo abría mostrando como toda mi leche salía chorreando.