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Cuando quedas con un amigo en su casa esperas que él esté allí, pero solo se encontraba su madre. Era una mujer imponente, de esas maduritas que a uno se la ponen dura solo con mirarla. El hecho de que además se tratase de la madre de su amigo era algo que aun le imponía más. Se sentó en el sofá y la madura lo hizo a su lado. Estaba totalmente acojonado e intimidado por ella, se limitaba a mirar el suelo para no fijarse en lo buenísima que estaba.
Pero la mujer era lista, mucho más que él, y sabía lo que quería. Ya que estaba allí pensaba follarse a ese tímido muchacho antes de que su hijo llegase a casa, y ella sabía que el chico iba a decir que si. Le tocó sensualmente y le besó. Poco después la madurita tenía la polla en su boca chupándosela mientras el joven no sabía ni que hacer.
Pero lo mejor de estar con una mujer veterana y experimentada es que ella si que sabía lo que tenía que hacer, por lo que se puso sobre él y dejó que lo penetrase hasta el fondo. Al final y mientras ambos estaban totalmente desnudos el joven se corrió sobre las bonitas tetas de la madre de su querido amigo.