85 años y todavía anda comiendo pollas
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Cuando la vio paseando por la calle supo que esa mujer iba a ser suya ese día. Para camelársela le ofreció tomar un café aunque no pudieron llegar a follar a su apartamento. Allí mismo en el cuarto de baño de la cafetería hizo con ella todo lo que llevaba imaginando desde que se la encontró mirando escaparates. La muy guarra aceptó incluso a dejar que el chaval se corriera en su coño.