Un coño fértil a los 55 años
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La señora de la casa estaba harta de verme restregando el nabo con las jovencitas chicas de la limpieza. Se había corrido la voz de la herramienta que tenía entre las piernas y ella no quería quedarse sin probarla. Ni corta ni perezosa se presentó ante mí en ropa interior cuando estaba cortando el césped y me pidió que le follara. Yo, que ante todo soy un trabajador sumiso y obediente, cumplí cada uno de sus deseos con mis mejores artes.