60 años y todavía calienta a su pequeño

La teoría era que esta madura se quedó atrapada en la nueva silla que había comprado su marido para el salón. Es cierto que tenía una forma extraña y que en un momento dado cualquiera se podría haber quedado atascado, pero en su caso no fue más que una treta para ponerse de culo y provocar que cuando su sobrino entrase en el salón no pudiera controlar las ganas de follársela. Pues le funcionó a la perfección porque de hecho es lo que hizo el chaval: levantarle la falda, sacarse la polla, follársela a placer, correrse y volver a meter la verga en los calzoncillos.