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Tal vez esta anciana mujer no fuera la enfermera que un hombre pudiera esperar, ya que su avanzada edad indicaba que tal vez requiriese ella más cuidados médicos que él. Sin embargo era mucho más guarra que la mayoría de las tías que había conocido, de eso estaba seguro. Nada más llegar a donde se encontraba el hombre la mujer tenía bastante claro que hacer y no lo pensó. Comenzó a desnudarse y le enseñó sus dos grandes y bonitas tetas, sorprendente a pesar de ser tan madura.
Poco después se la estaba follando, o más bien era ella la que se lo follaba montándolo como si fuera un mero objeto sexual. Desde luego gracias a estos peculiares cuidados médicos el hombre se olvidó de todo mal, y es que la experiencia es un grado importante.