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Su madrastra era una mujer de 42 años que sabía bien como mantenerse en forma. Su cuerpo estaba hecho para el pecado, eso bien lo sabía su padre. Pero con lo que no contaba el viejo es que sería tan puta como para estar dispuesta a follar con su hijastro. Aunque fuera la esposa de su querido papá él estaba totalmente enamorado de aquella cuarentona, de hecho se llevaban pocos años. Finalmente mientras ella volvía de la piscina en bikini se lo dijo, no podía ocultarlo por más tiempo. Ella se derritió mientras se lo decía, era evidente que la mujer también quería probar su polla. Lo primero que hizo aquella madurita fue comerse su rabo haciéndole una mamada mientras se ponía de rodillas. Luego fueron rápidamente al sofá donde la penetró vaginalmente descubriendo que no solo estaba buenísima, sino que además sabía bien como follar.
Su padre desde luego sabía bien como escoger a sus parejas, el dinero las atraía como a moscas. Pero él tenía algo mucho más poderoso, una polla joven y bien dura para dar placer a cualquier mujer.
Al final de aquella gran follada acabó corriéndose mientras ella se la chupaba, se lo echó todo en sus perfectas tetas. Luego se quedaron un rato hablando, desde luego nadie podía enterarse de aquello.