No estés triste, ese hombre es un cerdo
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Era su cumpleaños y como toda buena madre hace le había preparado una tarta hasta con velas para que soplara. Aunque él aun no lo sabía su deseo se iba a hacer realidad. Al poco de soplar se encontró a su madre medio desnuda tan solo con una bonita lencería. Le dijo que se acercara y que le tocara las tetas, desde luego la realidad era mucho mejor que sus fantasías. La mujer se quitó sus braguitas y se puso sobre el muchacho metiéndose entera toda su polla. No solo se la folló en varias posturas diferentes para disfrutar al máximo de su deseo, sino que además al final se corrió dentro de ella como si de una fuente se tratara.