60 años y la doña ha follado con el camarero

Un buen día, como todos sus días, luego de hacer los quehaceres del hogar, ya cree que es hora de tomar una siesta y como siempre, lo hace. Está en su casa y no tiene por qué pensar algo que es tan normal. Sobre todo en estos días cuando todo se compra. Y es cuando la mujer se acuesta boca abajo. Luego cuando despierta, ya tenía un pollón dentro del culo. Su hijastro no lo pensó y al verla en la posición adecuada, decide que quiere darle una follada anal. Y tiene permiso para hacerlo, por eso ni siquiera tuvo que pensarlo mucho. Con esas nalgas tan redondas, no hay nada que pensar.