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Suele suceder en todos los matrimonios, llega su esposo con bastantes ganas de follar mientras ella estaba dedicada a la limpieza. Su mujer le dio largas indicándole que estaba ocupada, no tenía tiempo en esos momentos para echar un polvo, pero su marido no aceptaba un no por respuesta. Así que tras insistir una y otra vez finalmente lo consiguió. Su mujer se levantó de la silla y colocándose de pie empezó a desnudarla, tocarla y comerle las tetas. Ambos estaban muy calientes y la zorra le comió la polla para darle placer oral.
Ella lo hizo casi todo demostrando lo caliente que estaba, se puso encima y se metió su rabo dentro de ella. Por supuesto cambiaron varias veces de postura. Al final acabaron tirados en el suelo follando hasta que su marido se corrió sobre su coño. Después de aquello por supuesto la dejó continuar con sus labores domésticas.