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Tanto un hijo como una hija siempre deben confiar en una madre. Se supone que su cariño es infinito y que siempre quieren lo mejor para sus hijos, aunque en ocasiones cuesta entenderlo. Cuando su madre llegó de trabajar la vio allí tirada en el sofá escuchando música y le echó una buena bronca, su hija era toda una vaga. Se sentó despues a su lado pero al verla su mirada cambió de repente. Lo que hizo a continuación fue agarrarle una de sus manos y llevársela a su pecho ante la cara de asombro de su hija. No se lo esperaba desde luego, y no sabía que pretendía. Pero cuando se lanzó a besarla su cara aun mostró mucho más asombro, estaba claro que su madre quería tener sexo con ella.
Si, la muchacha confiaba en su madre, por eso hizo lo que le pidió y se desnudó. Desde luego no se arrepintió, ya que poco después le estaba comiendo el coño de una forma que nunca jamás nadie se lo había hecho. Luego ella también le hizo lo mismo a la tetona de su mamá, hasta que finalmente las dos zorras acabaron en un brutal orgasmo.