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La miro llegar del trabajo y empiezo a entender a mi padre. El pobre se lamentó mucho que ella descubriera su aventura con la secretaria. Y con la niñera y con su hermana. Da igual, el punto es que me doy cuenta que mi madre es una mujer hermosa y que sería extraño no querer follarla. Ya creo que se podría muy triste que su propio hijo no tenga ganas de meterle la polla. Ya saben que las chicas siempre quieren ser deseadas y mucho más por mí, que soy su hijo. Y lo mejor es que puedo follarla. Su coño es delicioso y sus tetas, siguen siendo tan divinas como siempre.