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Estaba triste la madura porque su marido no estaba en casa, pero aun así le iba a preparar una gran cena a su hijastro. Los dos en la cocina hablaban y se reían, se sentían demasiado cómodos. Al cabo de un rato ella le dijo que le dolían un poco los hombros, el muchacho le dio un pequeño masaje y aquello hizo que ambos se calentaran. Tras aquello fueron al sofá y allí su madrastra empezó a desnudarse. Le mostró el culo y el chico se lo lamió, hasta que ella fue a por su verga. Se la comió por supuesto, y poco después acabaron follando en el sofá de casa. Ella se dio cuenta que no necesitaba a su esposo, con su hijastro tenía suficiente.