Se ha metido la polla de su sobrino en el culo

Al principio no entendí muy bien la sonrisa pícara del dueño del albergue donde me iba a hospedar mientras me decía que me había dado la mejor habitación. Todo cobró sentido cuando llamé a la puerta y me abrió una madurita que iba en bikini y tenía unas tetas que me dejaron temblando. También ella sonreía pero en su caso era porque es como si hubiera visto a Dios, básicamente porque era una puta ninfómana y necesitaba su dosis de verga. Rápidamente cerró la puerta y le faltó tiempo para bajarme la bragueta y empezar a chupármela. Sin duda fueron las mejores vacaciones de toda mi vida.