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Si algo destacaba en esta bella cuarentona eran precisamente sus grandes tetas. Ese detalle nunca pasa desapercibido para ningún hombre, y mucho menos para él que solía pasar tiempo con la madurita. En esta ocasión fue a casa de la mujer para cobrar algunas facturas, pero era la ocasión perfecta para llegar un poco más lejos. Empezó a tocarla y la milf se sentía algo incómoda, no esperaba esa reacción por parte de aquél tío. Tocó sus pechos, sus piernas… ella de hecho al principio intentó resistirse, pero en realidad le apetecía.
Pronto la acercó y le quitó la parte superior de su ropa para así ver sus tetazas. Ella todavía seguía haciéndose la difícil, pero al tocar su coño vio que lo tenía muy mojado… la zorra estaba más caliente aun que él.
Empezó a masturbarla y poco después se la estaba follando en el sofá, la putita le estaba cogiendo el gusto a eso de tener sexo improvisado. Eso si, acabó en sus grandes tetas y a ella eso no pareció gustarle tanto, seguramente habría preferido tener la leche dentro de su coño.