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Estaba muy nervioso porque había ido a un montón de entrevistas de trabajo y luego nunca me llamaban de ninguna. Hoy fue diferente porque quien tenía que hacerme la entrevista era una madura imponente con una pinta de zorra que no podía con ella. Además era muy guapa, simpática y me miraba con una cara de guarra que el corazón se me aceleraba. Pues pensé en cambiar de estrategia porque el «no» ya lo tenía, así que me saqué la polla y la dejé hablar… Fue increíble porque pensé que llamaría a los de seguridad, pero todo lo contrario, dejó lo que estaba haciendo y se lanzó como una loba a mamármela.