La cuarentona tenía ganas de polla
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Que mi madre era una guarra no era ningún secreto, pero que yo mismo acabara follándomela si que es algo que no me esperaba. La zorra estaba tirada en la cama y me pidió un masaje, todo bien hijo siempre cumple con los deseos de una madre y yo lo hice. Pero no sospechaba que se estaba poniendo cachonda, y cuando se dio la vuelta se quitó la parte superior mostrándome sus enormes tetas. Ella dijo que por comodidad, pero yo sabía bien lo que pretendía. Mis manos se deslizaban casi sin querer por sus pechos, y sentía como la zorra se iba poniendo cada vez más cachonda. De repente todo fue rápido, me saqué la polla y ella me la comió mientras yo mismo lo grababa todo. Luego se volvió a tumbar boca abajo y le metí mi polla en su coño. Se dio la vuelta más tarde y pude verla de frente, sentir sus enormes tetas y mirarla a la cara mientras la penetraba. Al final por supuesto me corrí, es lo que mi madre esperaba, sentir mi leche.