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Las mujeres árabes tienen mucho morbo. Verlas así vestidas y saber lo difícil que es verlas desnudas y haciendo las guarras a veces se convierte en todo reto. Pero cuando además se trata de una mujer casada el reto es muchísimo mayor. Ella tiene 37 años, es una mujer de su casa a la que de vez en cuando le gusta pasear por su barrio, pero gracias a eso conoció a este tío.
Sabía que era una zorrita a pesar de sus costumbres y de estar casada, por lo que tras hablar en varias ocasiones con ella la invitó a su casa, ella aceptó. Una vez allí le demostró lo que una señora árabe puede llegar a hacer con un hombre como él. Comenzó comiéndole el rabo, que bien lo hacía la perra. Poco después de la mamada la penetró allí mismo de pie, no podía ni esperar para ir a la cama.
Luego fueron al sofá, la abrió bien de piernas y se la volvió a meter hasta el fondo, casi le mete hasta los huevos. Así en esa postura totalmente abierta y sometida a sus deseos fue como el tío se corrió como una puta manguera dentro de ella. La leche salía desparramada por su coño mientras seguía metiéndosela sin parar, hasta que finalmente la sacó. Todo su semen parecía un río que salía de su coño.