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La vieja no había disfrutado tanto desde hace muchos años. Ella vive una segunda juventud, al menos en el sexo. Siempre tiene ganas de follar, y como le van los tíos jóvenes suele llamarles y darles algo de dinero a cambio de sexo. Pero ese dia topó con un chico al que le gustaba mucho más follar con viejas que el mismo dinero. Fue a pagarle y el chico le dijo claramente que no, para él era más que suficiente follarse ese coño de anciana y correrse sobre ella. Le gustaba tratar a las viejas como a putas, y ella no iba a ser una excepción.
Se la folló como a una perra mientras se corría, al final el chico le echó todo el semen sobre su vientre. Ella se sentía satisfecha como nunca, era todo lo que una mujer de su edad necesitaba.