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Había ido a pasar unos días a casa de su tía, siempre había sido muy cariñosa con él. Era una milf obesa, pero su mucha carne hacía que se pusiera cachondo y que se imaginara en su boca sus enormes tetas de gordita. Mientras ella hacía sus tareas domésticas como buena ama de casa el chico fue a verla. Ella le dio a probar algo que estaba preparando y él lo hizo, aunque no dejaba de observarla con cara de deseo. Poco después ella se percató, y más aun cuando empezó a comerse sus enormes pechos. Ella lo deseaba por supuesto, y no tardó en quedarse desnuda al tiempo que él también se quitaba la ropa. Luego le comió la polla a su sobrino. Tras hacerlo su tía se recostó sobre la encimera de la cocina y él llenó de salsa su coño para así comérselo.
Poco después del sexo anal comenzó a follársela desde atrás disfrutando de su enorme culo mientras sus pliegues de grasa se movían como gelatina. Al final acabaron los dos en el suelo follando hasta que el chico acabó corriéndose sobre la barriga de esta gordita.