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Que la edad es solo un número en cuanto a sexo se refiere es algo que tenemos claro desde hace mucho tiempo. Un buen ejemplo de ello es la morbosa Andi James, una casi sesentona que aún tiene mucho que decir en el mundo del porno. No se pueden tener unas tetas más ricas y mucho menos una actitud como la suya, ya que sigue siendo esa perra que era hace ya unas décadas. Le encanta que la follen duro y ser sumisa cuando corresponde, pero también se puede transformar en toda una bestia sexual si la situación se refiere. Vaya vaya con la abuelita, qué vicio tiene en el cuerpo la cabrona.